El motor de combustión funciona como cualquier motor en un determinado rango de velocidades, que está delimitado por la velocidad de ralentí y la velocidad máxima (rango de revoluciones). Debe realizarse la conversión necesaria a través de una caja de cambios, ya que el máximo rendimiento y el máximo par motor solo están disponibles de forma óptima en ciertas partes del rango de revoluciones.
Por ello, la solución predominante es la de los vehículos con caja de cambios manual de cinco o seis marchas. La caja de cambios de cinco velocidades ofrece cinco relaciones de cambio diferentes para la transmisión del par motor, siempre proporcionales al régimen del motor y a la necesidad de potencia de arrastre del vehículo.
Durante la transmisión, hay que interrumpir la etapa de conmutación para cada cambio presionando el embrague de tracción entre el motor y el tren de potencia. La caja de cambios de seis velocidades ofrece una gradación más fina y permite un estilo de conducción deportivo.
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